domingo, 13 de noviembre de 2011
Triste temor a pesadilla
viernes, 1 de julio de 2011
Veinte de junio.
jueves, 16 de junio de 2011
Deberías de sentir
Una especie de rosa marchita rodeada por alambre de espinas.
Un día cualquiera, intentaste volver a sonreir. Quizás, meditaste, inevitable lo planteaste, ¿dar otra oportunidad a que otro sentimiento florezca?.No sabes si funcionará, si otro puño podrá desgarrarlo, si las consecuencias te dejarían un cuerpo en nefastas condiciones y un interior fraccionado a punto de no volver a la consciencia.
Pasaron semanas, meses, un período de nostalgia, y a la vez, abandono a tu cuerpo.Tus esperanzas estaban marchitas. Enflaqueciste tus piernas, te dejaste caer al vacío.
Intentas volver a sonreir, pero te vuelven a enganchar con cadenas y parece que pierdes el hilo de las palabras.¿Me dejas mirar a través del cuello de tu camisa?Es solo para ver si te queda corazón.
Lo consiguió, logró florecer, aún sedienta, aspiró luz de donde parecía imposible converger.Bebió de su boca.Cada mañana que respiraba, ansiaba su aire, sus labios ya no marchitaban, estaban sedientos de su espuma.Sus brazos anhelaban caricias que apagaran sus pasados desconsuelos.Los ojos ya no reflejaban lágrimas de lamento, sino radiaban su devoción.Manos deterioradas de recoger puñales, ya reaparecen con tiritas de humanidad.Los pies de repente palparon tierra firme, los cristales desaparecieron.
Sus cariño es mi perdición. Mi mente es presa de su intelecto, él siente mi desosiego.Cada hora de reloj es presa de nuestra indigencia mútua. Necesitaría que el día se completara en 30 horas y que las 6 sobrantes en nuestro mundo real fueran presas de un "nosotros".Quedan días, noches, atardeceres, mañaneos de sorpresas, estrujones, sueños en delicadeza en tu hombro como señal detallista.
Tuve miedo a decirlo, incluso a pensarlo por si escuchabas mis pánicos en secreto.Pero ya perdí mi cobardía.No te faltó ni un segundo para demostrarla lo que de verdad sospechaste sentir por ella.
Solo escucha la palabra gracias.Una palabra medianamente silenciosa, pero es correspondiente a un abrazo de esos que te suben por las nubes y que te hacen volar. Por existir, por hacerme sentir singular, por ser monigote detallista, dulce, incapaz de traicionar.
Te incluyo en mis huellas dactilares, y repaso cada noche cada estría para vincularme contigo.
No tengas miedo a sentir, siente, es el momento de hacerlo.
domingo, 6 de marzo de 2011
Seis de marzo de un año desentendido
viernes, 3 de diciembre de 2010
Armonía silenciosa
martes, 31 de agosto de 2010
Más cicatrices que piel
Te hacen crecer entre la penumbra, lo insólito y lo más perturbador.
Cierras tus puertas, cuando anteriormente la luz rellenaba cada rincón con pequeños destellos.
Cuando te das cuenta de que todo parecía una historia feliz, un pequeño fragmento se rompe en miles de pedazos y el puzzle no acaba encajando.
¿Cuándo supusiste que todo aquello podría conquistar tu alma?
Lo pensaste, creíste en lo imposible.
Porque siempre acaba volviendo a lo más frustrante, al triste final.
Ahora no quiero ni que te acerques, ni que me susurres en voz bajita los te quiero que siempre me decías.
Las historias que me contabas, y yo inconscientemente tragaba.
Me acabo atragantando con tus mentiras, las porquerias denunciables, hechos no únicos, pero que pesan.
A tu carga queda, a tu pecho encadenado, a miles de palabrerias inconscientes.
Si, ahora repróchame.
Intenta que me convierta en el ser más subnormal de los planetas, donde el único dios seas tú.
Y volar... volar ya será imposible en ese cúmulo de tantas historias inquietas.
Pesan, pesan demasiado porque mi alma ya no traga más dolor.
Los momentos únicos de nuestra superviviencia, acaban volviéndose en nuestra contra.
Es crudo pensar en ello, pero es la objetividad de esta vida descarnada.
lunes, 23 de agosto de 2010
Evaporarse, desaparecer...
Miedo eres tú.
Nosotros también es miedo.
Miedo es la multitud, y nuestros dorsos rozando el firmamento.
Nuestros corazones como puñales, como sentimientos en perspectiva atónita.
Miedo concluye en ti y en mi.
Perdición entre dos almas compuestas de venenos que inyectados en nuestros organismos, corresponden a otra dosis de catástrofe.
Catástrofe desdicha, no ingiero más de ti.
El miedo me ha corrompido por dentro, por fuera dejó estragos.
Rostro que ya no coincide conmigo, parece un ser demacrado por la desconfianza.
¿Y luego dices que no tenga miedo, que la posesión absorva mis más melosos pensamientos?
Incordia, atrapa, solicita tu cuerpo.
Pero solitario, el tuyo se separó, las trizas de nuestro pasado volaron a un infinito recuerdo.
Nada recuperará su color.
El negro lo inundó todo.