domingo, 24 de enero de 2010

Un libro abierto entre sueños y reconciliaciones.

Era Maria, solo tenía 15 años.



Maria sueña.
Cierra los ojos.Pareció desaparecer entre una gran multitud de personas.
Eran ellos los indiferentes hacia su diminuto cuerpo.
Volando por el cielo, como una cálida brisa de verano.
Intentando pasar desapercibida entre los seres inertes.
Alborotadas las calles de París, hacían volar su mente entre sorpresas.
Las distancias de la noche a la mañana y reencuentros de madrugada.
A la puesta de sol en un dia caluroso, saltó entre sus brazos. Alcanzó su mano.


Me soltó una bella sonrisa, unos instantes llenos de alegría.


Probó la fruta prohibida.
Un sueño, un bonito sueño.
No quiso despertar,
porque cuando rozaron sus labios todo pareció volverse infinitamente infinito.

Como decía tu padre María, progresa
camina hacia delante.