martes, 31 de agosto de 2010

Más cicatrices que piel


Escalofríos, te hacen temblar.
Te hacen crecer entre la penumbra, lo insólito y lo más perturbador.
Cierras tus puertas, cuando anteriormente la luz rellenaba cada rincón con pequeños destellos.
Cuando te das cuenta de que todo parecía una historia feliz, un pequeño fragmento se rompe en miles de pedazos y el puzzle no acaba encajando.

¿Cuándo supusiste que todo aquello podría conquistar tu alma?
Lo pensaste, creíste en lo imposible.
Porque siempre acaba volviendo a lo más frustrante, al triste final.
Ahora no quiero ni que te acerques, ni que me susurres en voz bajita los te quiero que siempre me decías.
Las historias que me contabas, y yo inconscientemente tragaba.
Me acabo atragantando con tus mentiras, las porquerias denunciables, hechos no únicos, pero que pesan.
A tu carga queda, a tu pecho encadenado, a miles de palabrerias inconscientes.

Si, ahora repróchame.
Intenta que me convierta en el ser más subnormal de los planetas, donde el único dios seas tú.
Y volar... volar ya será imposible en ese cúmulo de tantas historias inquietas.
Pesan, pesan demasiado porque mi alma ya no traga más dolor.


Los momentos únicos de nuestra superviviencia, acaban volviéndose en nuestra contra.
Es crudo pensar en ello, pero es la objetividad de esta vida descarnada.

lunes, 23 de agosto de 2010

Evaporarse, desaparecer...

¿Qué es miedo?
Miedo eres tú.
Nosotros también es miedo.
Miedo es la multitud, y nuestros dorsos rozando el firmamento.
Nuestros corazones como puñales, como sentimientos en perspectiva atónita.
Miedo concluye en ti y en mi.
Perdición entre dos almas compuestas de venenos que inyectados en nuestros organismos, corresponden a otra dosis de catástrofe.
Catástrofe desdicha, no ingiero más de ti.
El miedo me ha corrompido por dentro, por fuera dejó estragos.
Rostro que ya no coincide conmigo, parece un ser demacrado por la desconfianza.
¿Y luego dices que no tenga miedo, que la posesión absorva mis más melosos pensamientos?
Incordia, atrapa, solicita tu cuerpo.
Pero solitario, el tuyo se separó, las trizas de nuestro pasado volaron a un infinito recuerdo.



Nada recuperará su color.
El negro lo inundó todo.