miércoles, 23 de junio de 2010

17.

diecisiete,
un simple número.


Miles de historias detrás del recuerdo que queda presente tras contar cada año de experiencias vividas, momentos inquietantes, lágrimas retraídas, corazones palpitantes y segundos que quedarán en su mente, pues el número ya no es número, sino su vida que ha ido componiéndose pedazo a pedazo.
Cada día que rememoriza, cada instante.

Quizás sigan pasando los años, y él no vea el avance de sus pasos, o quizás los trancos de gigante se aproximen demasiado rápido, que trás girar la cabeza y volver a asomarse a través de la cortina, observe algo fuera de lugar. Quizás no reconozca ya lo que pudo transcurrir, lo que pueda pasar se vaya de las manos hacia un vacío. Siempre quedarán momentos que pudo despreciar en su día, momentos de sintonías en las que su cabeza no paraba de girar entorno a su anhelo. Aspiraciones que en puntuales momentos se vuelvan fantasías, y sueños que transiten inmensos minutos, segundos, eternidades.

Él vuela, recrea, saborea tiempos presentes, tiempos que le hagan sonreir.
Dejar lo vacío a un borde y pensar en un infinito surco que le haga subsistir.


No olvidará contar hasta la lejanía de los dieciocho, y los veinte tampoco parecerán tan distantes cuando los segundos no cesen y comiencen a devorar la infinitud de sus días.


Ojalá pudiera completar tus diecisiete crepúsculos. Ojalá nuestras circunstancias completasen otro ciclo. Ojalá la vida no fueran 2 días, los cuales en ocasiones recorren sospechas que no agradan al cerebro extraviado. Ojalá el pecho explotara y no se desonrientase entre mundos paralelos a la soledad.


Solo queda esperar, esperar a que el ciclo complete las 17 sintonías.

1 comentario:

  1. Amor! Me gusta mucho como escribes :)
    Vuelvo a estar por aquí en el blog, ya te visitaré más a menudo.

    Te quiero!

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Diálogos del idiota